jueves, 17 de octubre de 2013

Citas de "Primavera con una esquina rota"


En estos libros estoy leyendo "Primavera con una esquina rota" de Mario Benedetti. El libro sigue las vidas de exiliados uruguayos abajo de la dictadura que tuve el país entre el 73 y el 85. Una cita del libro va así:


“Fue de las pocas veces que escuché, vi, olí, palpé y gusté la naturaleza. Los pájaros se acercaban y no se espantaban de mi presencia. Tal vez me confundieron con un arbolito o matorral. Por lo general el viento era suave y quizá por eso los grandes árboles no discutían, sino simplemente intercambiaban comentarios, cabeceaban con buen humor, me hacían señales de complicidad. A veces me apoyaba en algunos de los más viejos y la corteza rugosa me transmitía una comprensión casi paternal. Repasar la corteza de un árbol experimentado es como acariciar la crin de un caballo que uno monta a diario. Se establece una comunicación muy sobria (no empalagosa, como suele ser la relación con un perro insoportablemente fiel) pero lo bastante intensa como para que después uno la eche de menos cuando uno vuelve al trajín de la ciudad.”


Benedetti vuelve a la naturaleza como punto central de la calma y paz interior humana; es decir, aun con el caos que se desarrolla en las vidas de los personajes, en este cita vemos el efecto que tiene la naturaleza por este hombre. 

Me gusta también que en el libro, Benedetti usa la voz narrativa de Beatriz, una niña pequeña. Sus observaciones son simples pero son pensamientos en realidad complejos. O posiblemente para hacer mas simples cosas que por los adultos les parecen complicadas de explicar. 


“A mí me gusta más la sombra de los árboles, porque tienen manchitas de sol y además se mueven.”


Esta cita también trata de naturaleza, donde ella está comparando la sombra que emiten las ojas de los arboles con la sombra de los rascacielos. Su manera de comparar la urbano y lo natural, en una manera que nunca la ocurriría a personas adultas, nos muestra cuales son las cosas que notan los niños si ven algo nuevo y diferente que no les gusta (los rascacielos, en este caso).

En dos casos de encierro personal bajo de un exilio dictatorial, la gente encuentra paz y calma en la naturaleza, que quizás les recuerda que algunas cosas son bellas sin poderlas ver expresamente pero solo sintiéndolas, y eso no se los puede quitar ni siquiera un totalitarismo absoluto.  





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